Aquí tienes una nueva entrega del programa musical que no va a cambiar tu vida, pero seguro te hace afrontarla con un poco más de energía. El Ábrete de Orejas de este mes nos ha salido bastante clásico: Rock and Roll, Country, Americana, Rock Sureño. Hasta que en la parte final hemos abierto nuestros pabellones auditivos y nuestras miras, e incluso nos ha dado tiempo a poner un poco de Rock Alternativo, Hardcore, y Post-Punk. ¡Que lo disfrutes!
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Como no podía ser menos en Ábrete de Orejas queremos dar la bienvenida al año con música. Este mes saltamos a la pista de baile con algunos grupos que te harán mover el esqueleto, escucharemos también Soul, un estilo que teníamos injustamente olvidado, y no faltará nuestra habitual ración de Rock, Punk, Garage, etc. ¡¡¡Arranca el año con buen pie y buena música!!!
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Regresamos con esta sección en la que aunamos nuestras dos pasiones: el cine y la música. Y que mejor manera de hacerlo que poniendo la música que aparece en C.R.A.Z.Y. una gran película, en la que su director se gastó más del 90 por ciento del presupuesto en pagar derechos de autor para que las canciones que sonaran fueran las originales. Así que aprovechando que llega el parón navideño, y que nuestro Cine Club Delicatessen descansa un par de semanas, os invito a que escuchéis el programa, y por supuesto veáis después la película, que por cierto tiene un gran componente navideño. Aprovecho también para hacer un homenaje al director de la película, Jean-Marc Vallée, que desgraciadamente falleció las pasadas navidades.
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PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
7 minutos Michele Placido (2016) – Italia
Aprovechando que este mes se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, os quiero proponer el filme italiano 7 minutos. La película está protagonizada por nada menos que once mujeres que tendrán que tomar una decisión que podría acarrear graves consecuencias según sea el resultado de sus votos.
7 minutos está inspirado en una historia real acaecida el año 2012 en el pueblo francés de Yssingeaux (Alto Loira), y también está basada libremente en la obra de teatro homónima creada por Stefano Massini.
La historia se desarrolla en una empresa textil italiana que acaba de ser vendida a una multinacional francesa. La nueva propiedad quiere incluir una cláusula nueva en el contrato existente. La representante sindical de la empresa y sus otras diez compañeras delegadas, deberán votar si aceptan o no esta nueva estipulación.
A partir de esta premisa, las once mujeres debatirán de manera vehemente cuáles pueden ser las consecuencias del resultado de su decisión final. Una resolución que afectará sin duda al centenar de trabajadoras que forman parte de la empresa.
Las once mujeres representan perfectamente diferentes perfiles tanto en edad como en situación familiar, origen de procedencia, antigüedad en la empresa, etc. Así que tendremos oportunidad de conocer las razones que esgrime cada una de ellas para emitir un voto positivo o negativo. Entre ellas destaca Bianca, la representante sindical, seria, mujer de pocas palabras, y muy respetada por sus compañeras. Tan veterana como ella, Ornella aporta las dosis de mesura necesarias, además de compartir mesa de negociación con su embarazadísima hija Isabella. El carácter lo tiene y lo saca en cualquier momento Angela. Hira y Kidal son emigrantes con un duro pasado, y un presente nada halagüeño. Poderosa y contradictoria es Greta, protagonizada por la cantante Ambra (quien a mitad de los 90 tuviera su pequeño momento de gloria en España). La benjamina del grupo es Alice, y también la que menos tiempo lleva trabajando en la empresa.
Aunque de modo secundario, también veremos los teje manejes de los antiguos directivos de la fábrica, y de la nueva supervisora que acaba de llegar de París enviada por su multinacional. Y por supuesto, el resto de trabajadoras de la empresa que esperan en la calle la decisión que van a tomar sus compañeras.
7 minutos tiene momentos en los que se palpa el ambiente de incertidumbre, presión y nervios que se producen en un conflicto laboral. Más acentuado aún con las diferentes crisis sufridas durante las últimas décadas, en las que los trabajadores han ido perdiendo paulatinamente derechos y poder adquisitivo.
La precariedad laboral, el acoso en el trabajo, la inmigración, incluso los accidentes laborales, son algunos de los temas que afectan de una u otra manera a algunas de las protagonistas de esta tensa mesa de negociación.
A pesar de la variedad de sus personajes y los diferentes conceptos relacionados con el tema laboral, 7 minutos se centra quizás demasiado en las formas y no profundiza en el fondo de la cuestión. Pero al fin y al cabo es un buen homenaje a las mujeres y a su lucha constante en todos los ámbitos de la vida.
PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
A la vuelta de la esquina Thomas Stuber (2018) – Alemania
En la reseña del mes pasado de esta misma sección ya comenté las excelencias del joven actor Franz Rogowski, al que descubrí en la película titulada A la vuelta de la esquina, que es la que precisamente os quiero recomendar en esta ocasión. Este filme alemán está basado en el relato corto En los pasillos, obra del escritor Clemens Meyer, que además ha sido coautor del guion junto a Thomas Stuber, el director de la película.
Partiendo de un argumento bastante sencillo, el director nos muestra la rutinaria actividad del turno de noche en un gran almacén para mayoristas. Thomas Stuber logra poco a poco meternos dentro de ese monótono y gris mundo laboral, en el que la vida de sus trabajadores sigue siendo igual de anodina después de salir del trabajo. Para conseguir que el espectador empatice con la historia, sabe jugar perfectamente con la banda sonora, y ya desde el principio nos pone en situación con una magnífica coreografía visual sustentada por el vals de Johann Strauss. También es de destacar el importante papel que juegan los sonidos, sobre todo el de las carretillas elevadoras. La fotografía cumple con su cometido, en una película de ambiente frío, de espíritu gris, ya que se desarrolla en muchos momentos durante el turno de noche, y lo hace de manera natural y discreta.
Otro de los grandes aciertos de A la vuelta de la esquina es el montaje de la misma, y la manera de presentarnos la historia en tres partes, que son las tres vidas de los tres protagonistas de la película. Y a pesar de que cuentan con una desigual cuota de pantalla entre ellos, son indispensables en este peculiar triángulo laboral que forman Christian, Marion y Bruno. Y es que, este trípode actoral es el que mantiene viva esta película a la que le cuesta arrancar, pero después te lleva hacia un desenlace tan inhabitual como inesperado. Como ya he dicho es de destacar el fenomenal trabajo actoral de Franz Rogowski (el Joaquin Phoenix europeo), quien da vida a Christian, un joven tímido e introvertido, con un pasado oscuro que está marcado para siempre en su cuerpo en forma de tatuajes, y del que intenta huir desesperadamente. Los compañeros de Rogowski tampoco le van a la zaga, especialmente Peter Kurth, que representa a Bruno, compañero y mentor de Christian desde que este comienza a trabajar en la empresa. El papel de la pizpireta Marion lo protagoniza Sandra Hüller, una actriz que, aunque joven, ya tiene un currículum cinematográfico de bastante enjundia.
A la vuelta de la esquina nos cuenta la historia de Christian, que intenta dejar sus problemas y centra su vida en el nuevo trabajo de reponedor que acaba de encontrar en un gigantesco almacén para mayoristas de la antigua Alemania del Este. Allí tendrá como compañero y maestro en su aprendizaje a Bruno, un ex-camionero, que, al quebrar la empresa en la que trabajaba y ser comprada por el centro logístico, fue admitido en el almacén como muchos de sus compañeros. Bruno es también hombre de pocas palabras como Christian, pero siempre tiene las justas y necesarias para guiar a su inexperto compañero en su nueva aventura laboral y vital. Reponiendo en la sección de dulces trabaja Marion, quien coincide con Christian en la sala donde está la cafetera. Marion es alegre, seductora, la chispa de luz que ilumina la oscura rutina de la fábrica y el corazón del inseguro Christian, que quedará prendado de Marion nada más conocerla.
La película está llena de símbolos y metáforas que ilustran y enriquecen la historia. Pero su gran acierto es la manera tan poética de contarnos dentro de un lugar tan inhóspito, oscuro y gris, este peculiar cuento de amor platónico y de amistad que tiene bastante más carga de profundidad de la que parece. Y que horas, e incluso días después, hará reflexionar al espectador. Hasta en la vida más humilde, pequeña y gris, puede esconderse una gran historia de amor, y las pequeñas cosas, los pequeños gestos, hechos desde el corazón, crean vínculos indestructibles entre las personas.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Great freedom Sebastian Meise (2021) – Austria
La película que os presento este mes hace honor a su título, Great freedom (Gran libertad), es un gran ejercicio cinematográfico y nos cuenta con total libertad una historia inspirada en hechos reales que sirve para denunciar el artículo 175 del código penal alemán y ya de paso homenajear a las víctimas que sufrieron sus consecuencias durante décadas. El citado artículo 175 permitía al estado perseguir a los homosexuales e incluso encarcelarlos. La pena penitenciaria aumentó hasta los cinco años de prisión con la llegada de los nazis al poder. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la derrota nazi, y la liberación de los campos de exterminio, incomprensiblemente el artículo 175 se mantuvo en la Alemania occidental, y los pocos homosexuales que consiguieron sobrevivir a los campos de concentración fueron trasladados a las cárceles a seguir cumpliendo su condena.
El director austriaco Sebastian Meise rodó la película en una prisión abandonada de la Alemania del Este, y como suele ser costumbre en el estilo del cine austriaco, nos muestra con dureza, de manera directa, y casi sin tapujos la vida carcelaria en los duros años de la posguerra. La fotografía del film acentúa aún más si cabe la claustrofobia de esas frías, inhóspitas y sucias celdas, tan deshumanizadas como los propios funcionarios de prisiones que las vigilan. Prácticamente no se utiliza música, quizás para no realzar en demasía los momentos melodramáticos, que no son pocos. Ya sólo estéticamente, Great Freedom es mucho más que un drama carcelario al uso.
La película nos muestra la historia de Hans, en tres etapas de su «carcelaria» vida, 1945, 1957 y 1969. Hans fue arrestado por mantener relaciones homosexuales en unos baños públicos, sobrevivió a un campo de concentración y la «liberación» de los aliados supuso para él un nuevo encierro carcelario. Allí en la cárcel, su condición de homosexual quedará marcada desde el principio con un código en la puerta de su celda. Una celda que va a tener que compartir con Viktor, hombre de pocas palabras y para desgracia de Hans además homófobo.
El papel de Hans esta magistralmente interpretado por un nuevo valor del cine europeo, el actor y bailarín alemán Franz Rogowski, de quien sigo la pista después de descubrirlo en la interesante película A la vuelta de la esquina (2018). Para caracterizar el papel de Hans Hoffman en Great freedom,Rogowski tuvo además que perder unos cuantos kilos.
El director navega hábilmente entre las diferentes etapas carcelarias de la vida de Hans utilizando la técnica del flashback, y recurriendo también en ocasiones a encabezar con un título el año al que se refiere ese salto en el tiempo de la historia. La valía de la película ha sido reconocida con prestigiosos premios entre los cuales destacan el Premio del Jurado en el Festival de Cannes, o el Premio del Cine Europeo a la mejor fotografía. Aunque cuenta con imágenes explícitas de sexo, Sebastian Meise no busca epatar o provocar al espectador, de hecho en muchas ocasiones no permite que veamos situaciones de violencia. Al contrario, en un ambiente tan deprimente consigue que su cámara se centre en pequeños detalles que suavizan el rugoso contenido del filme.
A pesar de su duración la película se me hizo corta, es más, no quería que terminase. Great freedom es mucho más que un drama penitenciario, es una historia real, de cómo intentar sobrevivir a dos cárceles al mismo tiempo. La cárcel física en la que el protagonista está recluido y la mental en la que el estado intenta ahogar sus sentimientos. El aislamiento, el rechazo, el odio, el desprecio, serán una losa pesada con la que convivir, al igual que la soledad, la falta de afecto y el deseo. Pero si hay algo que Hans busca desesperadamente es la libertad, la libertad de amar a quien desee. ¿Logrará algún día su propósito? Tendrás que ver Great freedom para poder descubrirlo.