En el nuevo programa de Ábrete de Orejas destripamos musicalmente hablando la película «Radio encubierta». Un filme que no pasará a la historia del cine, pero que cuenta con una banda sonora tan extensa como espectacular. ¡Disfrútala con nosotros!
Aquí tienes una nueva entrega del programa musical que no va a cambiar tu vida, pero seguro te hace afrontarla con un poco más de energía. El Ábrete de Orejas de este mes nos ha salido bastante clásico: Rock and Roll, Country, Americana, Rock Sureño. Hasta que en la parte final hemos abierto nuestros pabellones auditivos y nuestras miras, e incluso nos ha dado tiempo a poner un poco de Rock Alternativo, Hardcore, y Post-Punk. ¡Que lo disfrutes!
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Como no podía ser menos en Ábrete de Orejas queremos dar la bienvenida al año con música. Este mes saltamos a la pista de baile con algunos grupos que te harán mover el esqueleto, escucharemos también Soul, un estilo que teníamos injustamente olvidado, y no faltará nuestra habitual ración de Rock, Punk, Garage, etc. ¡¡¡Arranca el año con buen pie y buena música!!!
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Regresamos con esta sección en la que aunamos nuestras dos pasiones: el cine y la música. Y que mejor manera de hacerlo que poniendo la música que aparece en C.R.A.Z.Y. una gran película, en la que su director se gastó más del 90 por ciento del presupuesto en pagar derechos de autor para que las canciones que sonaran fueran las originales. Así que aprovechando que llega el parón navideño, y que nuestro Cine Club Delicatessen descansa un par de semanas, os invito a que escuchéis el programa, y por supuesto veáis después la película, que por cierto tiene un gran componente navideño. Aprovecho también para hacer un homenaje al director de la película, Jean-Marc Vallée, que desgraciadamente falleció las pasadas navidades.
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PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Lamb Valdimar Jóhannsson (2021) – Islandia
Últimamente las películas que más me interesa proponeros parecen estar cortadas por el mismo patrón: cine escandinavo, historias reales que tienen componentes sobrenaturales, dramas psicológicos, pero sobre todo películas muy pero que muy retorcidas…
La que os recomiendo este mes proviene de ese país que, de un tiempo a esta parte, todo el mundo quiere, o acaba de conocer, Islandia. No es el primer acercamiento al cine islandés que realizo desde estas páginas, este fue, Rams (El valle de los carneros), estrenada el año 2015, y curiosamente, en el filme que os propongo, Lamb, el protagonismo también lo acaparan las ovejas.
María e Ingvar viven criando corderos en una granja alejada de la civilización, un hecho trágico ha marcado sus vidas, y se escudan en la rutina diaria de su trabajo y en su fe religiosa para continuar adelante a pesar del dolor que comparten. Pero, de repente, un acontecimiento insólito cambiará para siempre a esta desdichada pareja.
A partir de esta premisa, el director y guionista de Lamb, Valdimar Jóhannsson, nos va a adentrar en una espiral bizarra, perturbadora e incómoda, mostrándonos situaciones que nos van a insinuar muchos caminos que seguir. Así que tú como espectador debes ser hábil y estar atento desde el primer segundo de la película, advertido quedas. Aún y todo, el filme puede llevarte a trazar varias teorías, y en función de la que elijas, el final te puede parecer un acierto o una metedura de pata. Yo me guardo mi opinión, pero os adelanto que mi teoría no coincide con el desenlace final de Lamb, lo cual no quiere decir que esta sea más o menos acertada.
Lamb, desde su propio título y el arte del cartel que presenta la película, está llena de simbolismo religioso, existen claras referencias bíblicas, con algunos momentos místicos y metafóricos que quedan bastante claros. Por otra parte, dentro del drama que se vive durante todo el filme, hay algunos momentos grotescos e hilarantes que rozan lo absurdo e incluso el surrealismo. Pero os aviso que esta incómoda película hay que tomarla como una especie de fábula vestida de realismo mágico, que aunque con muchas dosis de intriga y suspense, nunca llega a acercarse del todo al género del terror.
La actriz sueca Noomi Rapace destaca sobre sus compañeros de reparto, se basta de sus gestos contenidos y de ese halo de tristeza en su mirada para transmitirnos ese inmenso dolor y vacío que siente por dentro. Como en todas las películas que participa, eleva el nivel de las mismas sólo con su presencia.
Como no podía ser menos, la fotografía de Lamb es espectacular y visualmente fascinante, convirtiendo los bellos y a la vez agrestes paisajes de la tundra islandesa en una inquietante pero a la vez maravillosa mezcla de tonos grises y verdes en los que la niebla acaba cayendo y acaparando el protagonismo total. Ambiente duro y hostil, aunque también encontramos bonitos y tranquilos parajes que reflejan la inmensidad de la naturaleza y la insignificancia y la soledad del ser humano.
Os aconsejo que deis una oportunidad a esta inclasificable película islandesa, que, por cierto, pone sobre la mesa un tema que ahora mismo está en el candelero: la adopción, pero también se ocupa de resaltar la hipocresía religiosa, la necesidad de encontrar la felicidad ¿a cualquier precio?, el poder del hombre para cambiar el orden natural de las cosas, e incluso la humanización de los animales cada vez más llevada el extremo.
PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
The innocents Eskil Vogt (2021) – Noruega
No es nada habitual que me seduzca el cine fantástico, sobrenatural o de terror, y aunque quizás The innocents contenga todos esos ingredientes, el resultado del guiso es apto para paladares menos acostumbrados a este tipo de comidas más «picantes». Lo primero que me atrajo de la película fue el arte de ese espectacular cartel que la anuncia, y acto seguido leer en sus créditos el nombre de su director Eskil Vogt, del que ya hablamos anteriormente en esta publicación por su gran trabajo en el guión de la película La peor persona del mundo (2021).
En mi opinión, Eskil Vogt es un director que tiene la habilidad de saber mostrar las debilidades de la psique humana. Ya lo hizo en su primera película, la inquietante y perturbadora Blind (2014). También fue guionista de la película Thelma (2017), de la que claramente ha desarrollado muchas ideas para el filme que os recomiendo este mes. En The innocents nos demuestra, además, que es un auténtico maestro a la hora de dirigir a niños. Sin cambiar un ápice su manera de hacer cine, y con las características habituales que nos encontramos en el cine nórdico: muy buena fotografía, puesta en escena minimalista, tempo lento y frío. El director consigue crear una atmósfera real en una historia en la que suceden fenómenos paranormales, y que bien podría estar sacada de un cómic manga.
The innocents nos cuenta la llegada a una urbanización junto al bosque de una familia noruega. Han aprovechado las vacaciones de verano para hacer la mudanza, y sus dos hijas, Ida y su hermana mayor Anna, que es autista y a la que Ida tiene que cuidar constantemente, comienzan a relacionarse con dos niños del vecindario, Ben y Aisha. A partir de ese momento viviremos las peripecias de estos chavales y sus inquietantes juegos.
Los cuatro niños actores están magníficos, no en vano el director pasó un año trabajando con ellos. Pero destaca la actuación de Alva Brynsmo Ramstad en el papel de Anna, la niña autista, que te hace dudar si está interpretando el papel, o es autista en realidad.
Aparte de la historia que se nos cuenta, está claro que Eskil Vogt busca con ella escarbar en nuestro cerebro y dar con esas fobias, esos temores, que todos hemos tenido en nuestra niñez. ¿Quién, en la oscuridad de su habitación no ha sentido un pánico infinito al creer ver monstruos en las sombras que se reflejan en ella?
Pero hay mucho más que eso, también nos muestra que detrás de la pureza e inocencia de los niños hay una crueldad y un egocentrismo intrínseco. Y nos formula una pregunta: ¿la maldad nace, o se hace? La película pone el foco en problemas que desgraciadamente son cada vez más habituales en los niños de hoy en día: falta de empatía, incomunicación, aislamiento, falta de cariño, agresividad…
Los adultos quedan totalmente relegados a un plano muy secundario. Los pequeños (que, por cierto, me recuerdan un poco a los de la gran película ¿Quién puede matar a un niño? (1976) de Narciso Ibáñez Serrador) son los que tienen el mando en esta cruda historia de terror psicológico, en la que tendrán que enfrentarse a dilemas morales. ¿Hasta dónde pondrán sus límites? Tendrás que descubrirlo en esta incómoda e inquietante película capaz de enternecerte y aterrarte a partes iguales. Ya están tardando en Hollywood en comprar los derechos de The innocents para hacer un remake. Y si no, al tiempo…