20-03-2025
Si tienes más de medio siglo de vida entenderás perfectamente este artículo. Porque seguro que te suenan nombres como: Pedersen, Jandri, Matito,Lolo, Ionel Gane, Cadamuro, De Freitas, Coco… y equipos como el Salamanca, el Badajoz, el Hércules o el Toledo. Así que ya sabes de que te hablo. Somos Osasuna, y hemos demostrado ser capaces de ganar al Barça y al Madrid y descender en la misma temporada. O quedar eliminados en semifinales de Copa, en el partido de vuelta del Sadar, ante un equipo que iba a descender pocas semanas después.
Como ya avisé en un meme-artículo anterior, concretamente el del pasado 3 de marzo, la dinámica del equipo me recordaba al año del descenso de Javi Gracia (temporada 2013-14). En ella, empezamos como un tiro, pero al poco de comenzar la segunda vuelta, con más de 30 puntos en la buchaca, justo después de ganar 3-0 al Atlético de Madrid, a la postre, campeón de liga. Nos dio por hacer la típica osasunada de empezar a encadenar partidos sin ganar, para acabar descendiendo incluso habiendo comprado los dos últimos partidos de liga. Por lo que se ve, a Archanco no se le daban bien las matemáticas.
Después del petardazo el pasado domingo ante el Getafe, las alarmas resuenan a orillas del río Sadar, y no es para menos. El equipo se desinfla en las segundas partes, el entrenador no parece tener un plan b, y a estas alturas de la liga, el juego de Osasuna es más previsible que el final de Titanic.
Los nervios empiezan a aflorar, en unos jugadores acostumbrados a terminar todas las temporadas desde que volvimos a primera en los puestos medios/altos de la tabla. En prensa se han publicado las posibilidades de descenso de Osasuna según la inteligencia artificial, dicen que son de un 25 por ciento. Pocas me parecen con la racha que llevamos. Somos el peor equipo de la segunda vuelta junto con el Valladolid, que ya parece desahuciado. También se mira el calendario que queda y al parecer Osasuna se va a jugar la salvación fuera de casa, pues estamos apañados.
Yo dentro de mi perenne pesimismo (provocado por tantos años de seguidor rojillo, por cierto), quiero pensar que sólo nos faltan ocho puntos para salvarnos, y no importa contra quien los consigamos. Cuanto antes se gane un partido, antes recuperaran la confianza los jugadores. Porque de llegar a los últimos partidos jugándonos la vida, por muchos Orozes, Aresos, Budimires o Sergios Herreras que tengamos, sabemos que si algo tiene que salírle mal a Osasuna, le saldrá. Así que cerremos filas con el equipo y con el entrenador para que el Sadar vuelva a ser fundamental. Estoy seguro que la salvación pasa por los partidos de casa. ¡Aúpa Osasuna! ¡Siempre rojos!
Puñaleitor
15-05-2025
En cada temporada, hay dos momentos en los que saltan las alarmas en el medidor de interés rojillo. Esos dos momentos de desgana o decaimiento, coinciden curiosamente con los enfrentamientos de ida y vuelta entre Osasuna y Getafe, que ponen realmente a prueba al verdadero seguidor osasunista.
Un Osasuna – Getafe y viceversa es como tragarte un martes por la tarde una etapa de 250 km, llana y sin viento, de la Vuelta Ciclista a España. Es como quedarte sin batería en el móvil, mientras esperas que te atiendan en Hacienda en plena campaña de la renta. O como quedarte encerrado una noche en una sala del museo de Tàpies.
Por lo que sea, el Getafe – Osasuna suele ser el partido menos visto de la temporada, según los informes de La Liga. Craso error, porque en estos enfrentamientos periódicos hay muchísimos detalles que los diferencian de un partido de fútbol convencional. Es más, yo diría que los diferencian intrínsecamente incluso del fútbol.
Un partido contra el equipo azulón es una GUERRA (sí, con mayúsculas), pero no una guerra cualquiera, sino una guerra de desgaste, que ríete tú de los «pies de trinchera» de los combatientes del frente occidental. Es lo que tiene enfrentarse a los legionarios del comandante Bordalás. Cada centímetro de césped se lucha cuerpo a cuerpo, o brazo-ceja. Contamos con un repertorio muy variado: agarrones, empujones con o sin balón, obstrucciones propias de la NFL, blocajes que se estudian en el 6 Naciones, golpeos al jugador, nunca al balón. ¿He dicho balón?, ¿pero dónde está el balón?
El balón no es un elemento importante en estos partidos. Suele estar la mayor parte del tiempo surcando el cielo (no confundir con el dron que utiliza la Liga), o mayormente fuera de los límites reglamentarios del campo. De hecho, la táctica utilizada en estos partidos es la del despeje total (no confundir con el fútbol total). En pocas ocasiones ha sucedido que uno de los dos equipos haya marcado (siempre por medio de un rebote en un córner), es entonces cuando la vertiginosa sensación de ir ganando provoca problemas incluso físicos a sus jugadores. Estos comienzan a tener dolorosos calambres intermitentes cada vez que el balón (que curiosamente llevaba ya un rato sin aparecer) lo tiene en su poder el equipo contrario.
En estos enfrentamientos entre navarros y madrileños, el tiempo añadido es toda una masterclass de cómo se puede parar el mundo, mientras el reloj del trencilla se encamina irremisiblemente hacia el final de la cruenta batalla.
Este domingo lo volveremos a hacer, volveremos a ver un Osasuna – Getafe y no cobraremos por ello. Así somos los verdaderos seguidores osasunistas. Por cierto, en menuda final se ha convertido el partido. Estoy seguro de que va a marcar la temporada, y algún tobillo que otro también…
Puñaleitor