HUIDA Capitulo 11 (David Tello)

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SECCIÓN A LEER,…QUE SON DOS DIAS:
HUIDA
Capítulo 11

Sábado 6 de Diciembre de 2014.

Decidimos acercarnos por la parte trasera. No sabíamos lo que nos íbamos a encontrar una vez que entrásemos. El edificio no tenia ninguna puerta por detrás. El vallado era de obra y bastante alto, excepto en una zona donde se encontraba un enorme deposito de gasoil.

Allí la valla era metálica y de menos altura que el resto. De Guzmán salto primero, luego ayude a Javi y por ultimo pase yo. Nada más pasar los tres empezamos a escuchar un sonido seco, como si algo golpease uno de los coches. Había varios coches aparcados, y uno de ellos, un BMW de color blanco estaba empotrado contra la pared del vallado.

Nos acercamos con cuidado. Cuanto mas cerca estábamos el olor era más nauseabundo. Tenía las cuatro puertas cerradas. La ventanilla del conductor estaba cubierta de sangre. De repente una mano golpeó contra el cristal. Miré a través de la luna delantera y vi a un hombre, o al menos lo que quedaba de el. Era un chico joven, moreno, con un bigote muy poco poblado. Como el que te sale de adolescente antes de afeitarte por primera vez.Llevaba ropa de vigilante seguridad, de una empresa distinta a la mía. Estaba empapada en sangre.

Tenia varias heridas ya putrefactas entre el hombro y el cuello. Aun tenia puesto el cinturón de seguridad, por eso seguía atrapado allí dentro. No dejaba de arañar y golpear la ventanilla y la puerta. Me fijé en sus manos. Pobre diablo, de tanto intentarlo tenia los dedos en carne viva, incluso parecía que le faltase parte de la primera falange de alguno de los dedos.

Decidimos que era mas peligroso acabar con él que dejarlo allí, así que seguimos hacia la entrada del Euro. Contamos seis coches, así que lo mas fácil es que sus dueños aun estuviesen dentro. De Guzmán iba delante apuntando con el rifle de asalto, Javi detrás suyo y yo cerraba el grupo mirando siempre hacia atrás con el revolver en la mano para evitar sorpresas.

Al abrir la puerta nos invadió el olor a cerrado. No había luz, apenas podíamos ver. Avanzamos muy despacio, con la espalda pegada a lo que intuíamos que era la barra. El silencio se hacia aterrador. Chocamos contra algunos taburetes. Llegamos al final de la sala y abrimos una puerta doble. Allí entraba algo mas de luz a través de un gran ventanal. Había sillas y mesas por el suelo. También varias manchas de sangre.

Vimos dos puertas. Una de ellas estaba cerrada con llave. La otra daba a una cocina. Entramos a la cocina y seguimos las manchas de sangre. Llevaban a una cámara frigorífica. De Guzmán se puso frente a ella apuntando con su rifle y me hizo señas para que la abriese. Al abrirla se encendió una luz interior de esta.

La imagen era horrorosa. Un primer cuerpo estaba con la cabeza destrozada. Después en otro rincón de la cámara había 8 cadáveres mas, muy pegados unos a otros, completamente congelados. Vimos que la cámara no se podía abrir desde dentro. Salimos y cerramos aquella cámara del horror. Solo ellos sabrían que paso allí dentro. Volvimos a la entrada y aseguramos la puerta. De Guzmán y yo acordamos turnos de vigilancia. Ya se había hecho de noche y estábamos en penumbra absoluta.

David Tello

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