PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Civil war Alex Garland (2024) – Estados Unidos
El novelista metido a director de cine, Alex Garland, regresa por sus fueros y nos regala una buena película como ya hiciese en su día con su debut cinematográfico Ex machina (2014). En esta ocasión, no escatima en medios para la realización de Civil war, un alegato antibelicista y homenaje al fotoperiodismo de guerra a partes iguales.
Alex Garland se sigue moviendo en los parámetros de las novelas que escribe: thriller, acción, distopía. Estos también son los ingredientes de la nueva obra del británico. Garland se dio a conocer en el mundo cinematográfico al ser llevadas al cine por Danny Boyle, dos de sus creaciones literarias: La playa, (2000) y 28 días después, (2002), filmes para los que el propio escritor se encargó del guion.
En Civil war, coloca al espectador en una situación que quizás hace unos años podría parecer descabellada, pero que, después de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, y el posterior asalto al Capitolio de sus seguidores en enero de 2021, ya no parece tan improbable: una guerra civil en el país norteamericano.
Y seguramente el gran acierto de Garland es enfocar el asunto evitando significaciones políticas. No conocemos, ni por qué empezó la guerra, ni quién la originó. Sabemos que hay un bando que quiere derrocar al presidente estadounidense, quien, por cierto, se encuentra en su tercer mandato (cuando es conocido que en EE UU los presidentes no pueden ejercer más de dos mandatos consecutivos). La facción rebelde curiosamente está formada por los estados de Texas (cuyo color político es el republicano) y California (que vota demócrata). Este tipo de detalles, y muchos más, están cuidadosamente elegidos para mostrarnos la sinrazón de una guerra, y lo fácil que es que cualquier país del mundo se vea abocado a ella.
Como he dicho antes, Civil war es también un gran homenaje al periodismo de guerra; Para ello, Alex Garland se inspiró en la vida de Lee Miller, una de las pocas mujeres periodistas en la Segunda Guerra Mundial, pero cuyas fotografías, directas y crudas, denunciando los horrores causados en la población por las mortíferas y novedosas armas utilizadas por los bandos enfrentados, pasaron a la posteridad. Esta forma de retratar la guerra la convirtió en una de las pioneras del fotoperiodismo, además de ser una enorme influencia en las generaciones posteriores de corresponsales de conflictos armados.
Esa especie de Lee Miller está interpretada en la pantalla por una sobria Kirsten Dunst (Lee Smith en la película), que después de toda una vida fotografiando masacres sin sentido, intenta buscar, eso, un sentido a su trabajo, que parece que la haya deshumanizado por completo al haber contemplado tantas tragedias. La lucha contra sus demonios personales es tan importante como la guerra fratricida que tiene que fotografiar. Acompañan a Lee en su suicida misión de intentar llegar a Washington D.C. para entrevistar al presidente: Joel (Wagner Moura) y Sammy (Stephen McKinley Henderson), que están sublimes en sus interpretaciones, y una jovencísima periodista libre, Jessie Cullen, interpretada por Cailee Spaeny, que idolatra a Lee Smith.
En su viaje hacia Washington D.C. se encontrarán con numerosos obstáculos que deberán ir salvando si quieren conseguir el premio de las fotografías más exclusivas y poder documentar un momento histórico. Hay algunas escenas muy brillantes en la película que consiguen mostrarnos la sinrazón de la guerra y el declive de la sociedad en la que vivimos, pero sin duda me quedo con la parte en la que aparece el actor Jesse Plemons (una debilidad mía), haciendo de miliciano ultranacionalista; esa escena es brutal.
El Estados Unidos de Civil war vive en un fuego cruzado de «desinformación» periodística según de donde provengan las noticias, con la sospecha permanente de las fake news. Periodistas carroñeros, milicias que se toman la justicia por su mano, la población enfrentada a la policía gubernamental, caos en las carreteras, desabastecimiento… -¿Conseguirán nuestros reporteros llegar a su objetivo? Para saberlo, tendrás que ver Civil war, una notable película en sus intenciones, aunque no tanto en su realización, entre otras cosas, la escena del intercambio de coches no era necesaria.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Tierra y libertad Ken Loach (1995) – Reino Unido
Que Aragón es un inmenso y desaprovechado plató de cine nos lo dejó muy claro Lucas Sáez, productor y fundador de Pyrene Media (empresa que se dedica a buscar localizaciones en el norte de España para productoras cinematográficas de todo el mundo) en el tristemente último festival de cortometrajes de la ya añorada Asociación Cultural Las Ranetas. El diverso y antagónico paisaje que nos muestra Aragón en un radio de 200 km a la redonda es un infinito abanico de posibilidades para poder realizar series, películas, documentales, videoclips… con lo que todo eso supone para la región: puestos de trabajo, desembolso económico en la zona y por supuesto poner en el mapa todo el potencial turístico de Aragón.
Así que este mes no podía ser de otra manera, y la película que he decidido recomendaros está rodada casi íntegramente en el Maestrazgo, en su mayor parte en el pueblo de Mirambel. Hasta allí se trasladó desde Inglaterra con todo su equipo el prestigioso director ya por entonces, Ken Loach. Corría el año 1994. Su idea era hacer una película basada en el libro Homenaje a Cataluña de George Orwell. Pero como no tenía muchos medios económicos para realizarla, desarrolló un nuevo guion para no tener que pagar derechos de autor y lo tituló Tierra y libertad. Así que el evidente parecido argumental con la obra de Orwell no es pura coincidencia. El aspecto económico también ayudó a que la película se desarrollase en Mirambel (la primera opción era rodar en la provincia de Huesca). El factor determinante fue que el casco histórico se mantenía prácticamente intacto.
Con una economía de guerra (nunca mejor dicho) Ken Loach movilizó a unos 250 extras (la mayoría habitantes de la zona) a los que hizo aprender y practicar instrucción militar unas semanas antes de comenzar el rodaje. Tierra y libertad nos cuenta el paso por la Guerra Civil española de David Carr, un joven comunista de Liverpool que llega al frente de Teruel lleno de ideales, a luchar contra el fascismo. Lo que va a encontrarse en él le marcará de por vida.
La dirección artística de Ken Loach transmite el idealismo del protagonista de Tierra y libertad, si bien es cierto que a veces peca de demasiada ingenuidad en algunos aspectos. Sobre todo en lo que concierne al bando republicano, por ejemplo, no muestra las tropelías cometidas por los anarquistas. El enfoque sobre el enemigo (los franquistas, la iglesia) está lleno de tópicos, y además queda relegado a un segundo plano. Esto último se le puede perdonar, ya que la película se centra en esa guerra dentro de una guerra que se produjo entre, por un lado, los anarquistas de la CNT y el POUM (que defendían la idea de hacer la guerra y la revolución a la vez) y por otro, el PCE (quienes se marcaban como único objetivo ganar la guerra, dejando la revolución y la colectivización de los pueblos en un plano secundario). Los primeros fueron aplastados por la política del PCE auspiciada por la Unión Soviética (que todo hay que decirlo, era la que abastecía de armas a la República Española).
En un curioso paralelismo con los combatientes del POUM, que luchaban con escasos medios (incluso las armas que recibían del gobierno mejicano eran defectuosas), Ken Loach hubo de aguzar el ingenio para poder sacar adelante la película, y aunque en ocasiones logra grandes dosis de realismo, en otras se detectan lagunas, como algunas actuaciones no muy convincentes, e incluso algún micrófono de ambiente que aparece sin disimulo en algunas escenas de la misma.
Loach quiso llevar la improvisación de los actores hasta otro nivel, creando escenas en las que no les entregaba guion alguno, y rodó cronológicamente la película, así que ningún actor sabía cuánto iba a durar su personaje en la misma. Esta forma de trabajar originó alguna buena escena (la reunión del pueblo tomado por los anarquistas para organizar la colectivización), y en ocasiones le da un toque de documental a la misma. Se respiró un ambiente muy libertario y de camaradería entre los participantes de Tierra y libertad, llegando incluso a una huelga para equiparar el catering que recibían los extras con el de los actores principales. Esta anécdota y muchas más aparecen en el muy recomendable libro escrito por Mario Ornat, Bienvenido Mister Loach, donde se cuentan las vicisitudes del proyecto del director británico, desde su origen hasta su culminación. Es un gran complemento para después de haber visto Tierra y libertad.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
El Capitán
Robert Schwentke (2017) – Alemania.
En un género tan trillado como el cine bélico y una guerra tan cinematográfica como la Segunda Guerra Mundial, es difícil que una película te sorprenda. Pues bien, El Capitán lo hace de manera magistral por varios motivos.En primer lugar, la historia que nos cuenta esta película basada en hechos reales no nos habla de la linea de frente, no veremos batallas entre nazis y aliados. Tampoco veremos campos de concentración de judios,de hecho no veremos ningún judío ni ningún soldado aliado en toda la película.
La acción de la película se desarrolla fuera del campo de batalla, y nos va a describir la figura de los desertores esos que por unos motivos u otros quieren huir del conflicto.
Asistiremos estupefactos a una función fantasmagórica, en una especie de mundo paralelo de seres vacíos, desmoralizados (en todos los sentidos), donde los más bajos instintos salen a relucir en un lugar donde la ley predominante es la del más fuerte y por supuesto la del más listo. El instinto de supervivencia está activado al cien por cien en unos momentos en los que el final de la guerra parece próximo y los alemanes se han dado cuenta de que la derrota es inminente.
Con una fotografía en blanco y negro de matricula de honor que nos va a manejar a su antojo en los diferentes escenarios y situaciones de la película, seguiremos junto al enigmático «soldado» Willi Herold en su camino por la supervivencia. Como casi siempre en la vida cuando todo parece perdido una pizca de suerte puede cambiarlo todo, pero también para los que le rodean.
El Capitán es un complejo estudio de la psique humana, y más cuando esta se ve sometida a situaciones y presiones insoportables. Veremos hasta dónde puede llegar el ser humano para seguir vivo, veremos las causas de las atrocidades de la guerra en la psicología de personas completamente normales, la pérdida de la moral, la deshumanización, el efecto del poder y el totalitarismo.
Por poner un pero a la película, quizás Willi Herold, el personaje principal no esté lo suficientemente descrito para que tengamos alguna noción de como era en realidad antes de la guerra y así poder comprender sus decisiones esos últimos días del conflicto. Por lo demás, un gran ejercicio de cine que nos va a mantener sobrecogidos durante todo el metraje, y con un guiño final con mucha intención por parte del director que nos avisa del incierto futuro que se cierne sobre la vieja Europa de nuestros días. Así que dejar pasar la lista de créditos hasta el final. Estáis avisados.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Mandarinas
Zaza Urushadze (2013) – Estonia
Ahora que nuestros políticos nos han llevado a una situación bastante inquietante en el tema catalán, después de que año tras año hayan creado el caldo de cultivo ideal para favorecer a sus propios intereses (económicos y políticos) hasta llegar hasta este irracional estado de confrontación, me gustaría que dieseis una pequeña oportunidad a esta pequeña película estonia titulada Mandarinas. Estaría bien proyectarla en el Congreso de los Diputados o en el Parlament de Catalunya, aunque creo que no está hecha la miel para la boca del asno, un asno que solo avanza si le ponen la zanahoria delante.Con «Mandarinas» no funciona.
La película nos narra las vicisitudes de Ivo,un carpintero de la región de Absajia,cuyo territorio quiere independizarse de Georgia aprovechando que la URRSS está desintegrándose. A pesar de que la guerra está cada vez más cerca de su pueblo, Ivo decide quedarse a ayudar a su amigo Margus a recoger la cosecha de mandarinas obviando el peligro que corren, ya que se hallan en una zona cercana a la línea de frente, donde la población civil ha huido por temor a las represalias de las diferentes milicias que pululan por la zona: absajios, georgianos, rusos y chechenos entre otros.
A partir de aquí os dejo que,observando la película,seáis los que intentéis buscar un sentido a la absurdidad de la guerra, a la confrontación humana, al odio, la barbarie y el racismo, en tan bellos parajes como son los bosques de Absajia.
Mandarinas es una película donde el humanismo lucha en condiciones muy desiguales contra la guerra, una guerra originada como siempre por los poderes fácticos que usan las diferencias (raza,lengua,religión,cultura,tradiciones,etc) a su conveniencia. Está claro que todos somos diferentes, ¿pero por qué o por quién tenemos que estar condenados a llevarnos mal y a no poder convivir en armonía?
Mientras tanto, las mandarinas esperan a ser recogidas en los campos en una calma tensa sacudida de vez en cuando por el sonido de algún obús o el traqueteo de las ametralladoras,que cada vez es menos espacioso y más cercano.
Las mandarinas, coloridas y brillantes, de rugosa cáscara pero tacto fino, de aroma penetrante, también pueden ser dulces o ácidas como la vida misma. Después de ver la película quizás disfrutes de ellas de otra manera cuando vuelvas a comerlas.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Land of mine (Bajo la tierra)
Martin Zandvliet (2015) – Dinamarca
A estas alturas deberíamos saber que en las guerras no hay buenos ni malos, vencedores o vencidos. Las guerras son interesadas y provocadas por unos pocos para su propio beneficio personal, arrastrando a millones de seres humanos hacia una horrible experiencia que sólo les va a provocar traumas de por vida en el caso de que hayan evitado la muerte en tan necio empeño.
Cuando veas esta dura película danesa titulada Land of mine (Bajo la tierra) quizás se te quiten las ganas de volver a ver las típicas superproducciones de cine bélico de ayer hoy y siempre, donde el valor ,la heroicidad, el honor y la camaradería le dan ese toque de glamour y dignidad a las guerras hasta hacerlas parecer incluso justas.
Basada en situaciones reales ocurridas en muchos países europeos, Land of mine se centra exclusivamente en las playas de una zona de la costa oeste en territorio danés. Allí, después de que Alemania se retirase y capitulase en la II Guerra Mundial, miles de kilómetros de costa se quedaron minados por completo. Y claro, alguien tenía que retirar esas minas, ¿os imagináis quién lo iba a hacer?. Pues sí, no andáis muy desencaminados, pero lo que no os imagináis es todo lo demás.
Efectivamente, las fuerzas aliadas vencedoras del conflicto bélico, en este caso los gerifaltes del ejército danés, decidieron que las minas las iban a retirar los soldados alemanes capturados tras ser vencidos. Precisamente las largas filas de derrotados soldados alemanes son las que dan inicio a la película. Pronto veremos cómo de caldeados están los ánimos en los vencedores, su sed de venganza y hasta dónde pueden llegar los instintos más bajos y ruines de un ser humano.
Tres palabras vienen a mi cabeza después de ver esta estremecedora Land of mine: venganza, horror y sinsentido. Creo que no es necesario contaros más acerca del argumento, sólo os pido que le deis una oportunidad a esta película que, a pesar de no ser una obra maestra, es de lo más interesante que se ha rodado en los últimos tiempos. Es también de destacar la magnífica fotografía donde las playas Danesas lucen espectaculares y sobrecogedoras, subrayando esa calma tensa que domina la película de principio a fin.
Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Leo Kessler, un joven americano de origen alemán, se traslada a Alemania para trabajar con su tío en una compañía de ferrocarriles. Su trabajo le permitirá viajar, fascinado, por un país destruido por la guerra; pero también tendrá que enfrentarse poco a poco a los horrores de la barbarie nazi.
Leo Kessler es un americano que decide volver a Alemania después de la II Guerra Mundial para ayudar a reconstruir el país. Gracias a su tío Leo consigue un trabajo como revisor en una de las líneas de tren que recorren Alemania.
Desde el vagón observará en qué estado está Alemania, totalmente destruida, no sólo los edificios e infraestructuras sino también los alemanes.
Tanto la fotografía de la película en blanco y negro, mezclada con pocos momentos de color, nos sumerge en una atmósfera de pesimismo y suciedad, una sociedad vencida en la guerra, hundida en la miseria pero que aún sostiene los privilegios para según qué clases.
Al dueño de la compañía Zentropa le eximen de colaboracionismo nazi por intervención del general americano. “Gente como esta es la que necesitamos para reconstruir Europa”.
Mientras los supervivientes de la guerra intentan continuar con sus vidas, la guerra y el odio no acaba. Aún existen los warewolf, la resistencia nazi, que quiere continuar la guerra luchando contra los americanos y quien los apoya.
Cuando Leo habla con su mujer: “Leo, esta gente a la que quieres salvar, apoyó durante años al imperio alemán, sus manos también están manchadas de sangre”
Es una lucha constante de Leo por sacar lo mejor del ser humano, contra el abatimiento de la sociedad alemana. No es una película que refleje con rigor histórico lo acontecido al final de la II Guerra Mundial, pero bajo mi punto de vista sí es capaz de crear un ambiente próximo al clima social que se vivía en esos momentos.
Durante la película hay momentos en los que el blanco y negro deja paso a escenas en color. Creo entender que cuando los sentimientos son reales, la escena se ilumina, pero mientras tanto la sombra lo cubre todo, ¿ustedes qué opinan?