Ferran Rañé

El payaso y el Führer (2007) – Eduard Cortés


331. El payaso y el Führer
Eduard Cortés – España
Película presentada por el actor y protagonista de la misma, Ferran Rañé.
Proyectada el 11/01/2023

Berlín, año 1944. Charlie Rivel tiene que actuar para el Führer el día de su cumpleaños. Un agente de la Gestapo quiere actuar con él, pero también quiere hacerlo alguien que ha planeado un atentado que puede cambiar el curso de la guerra y de la historia de la humanidad.

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Entrevista a Ferran Rañé

El pasado miércoles 11 de enero el actor Ferran Rañé tuvo la gentileza de acercarse al Liceo de Alcañiz para presentar la proyección de su película El payaso y el Führer, en la habitual sesión cinéfila del Taller de Cine Delicatessen. Para un servidor, poder entrevistar al señor plantado en el huerto de la película Amanece que no es poco ya es un auténtico honor. Pero Ferran Rañé es muchísimo más que todo eso. Así que aprovechando la coyuntura y su disponibilidad y amabilidad también he podido tener una entretenida charla-entrevista que quiero compartir con todos vosotros lectores de Compromiso y Cultura. Y qué mejor lugar para hacer la entrevista que una escuela de teatro, así que nos dirigimos al espacio de creación y teatro que Sonia Lanuza tiene en la Avenida de Aragón y que nos ha cedido gentilmente para la ocasión.

Cartel de la película «El payaso y el Führer»

Accattone: En primer lugar quiero agradecer en mi nombre y en el de mis compañeros la deferencia que ha tenido con nuestro Taller de Cine Delicatessen para venir a presentar la película El payaso y el Führer, de la que usted es el protagonista. Me gustaría también poner en situación a los lectores, y que nos contase cuáles son los lazos que le unen al Bajo Aragón, ya que es habitual, sobre todo en periodo estival, verlo por el territorio.

Ferran Rañé: Bueno, yo vengo al Bajo Aragón por motivos primero de mi infancia, de que mi familia materna es de ahí. Yo conocí un Torrevelilla que era realmente atractivo y sorprendente, las condiciones de vida eran muy duras, la gente tenía que trabajar muchísimo. Es una escuela de lo que fue una posguerra y todas sus consecuencias, y para una mente infantil pues imagínate, hice muchas cosas que se te quedan grabadas con los olores, los sabores y con la calidez humana de las gentes, es algo queda impregnado para siempre. Yo vuelvo y vuelvo, pero realmente el haber estado de pequeño es lo que me marca.

Torrevelilla

Accattone: Aunque viene a Alcañiz a presentarnos su película, usted es realmente un hombre de teatro, me imagino que usted se considera así.

Ferran Rañé: Efectivamente, yo cuando descubrí mi vocación, descubrí mi vocación teatral, la descubrí en el colegio haciendo ver y creer cosas que no existen, que es la esencia del teatro. Yo que era un tío con gafitas y tímido, de pronto la gente reía muchísimo conmigo. Conducía a mis compañeros y ellos me conducían a mí. Una de las primeras experiencias que tuve con el teatro fue en Torrevelilla, que venía los cuatro meses de vacaciones escolares cada año. El Torrevelilla que yo conocí en mi infancia era como medieval prácticamente, no había ni agua, ni luz, ni nada, y pasaron unos misioneros que venían a levantar vocaciones y nos dieron para hacer poemas y obras de teatro. Y yo ensayaba el texto en un bancal, con las piernas ahí colgando en una era y delante tenía todo un campo y en fin, un éxito local fantástico (risas).

«No feu bromes amb l’amor» con Carmen Balagué (2015)

Accattone: Además de actor de cine y teatro es usted profesor de arte dramático, director y productor teatral. ¿Cuál es la faceta en la que se siente más cómodo?, ¿y la que más quebraderos de cabeza le produce?

Ferran Rañé: (Risas) Bueno, la más cómoda no lo sé, pero la más satisfactoria la interpretación, lo otro va como viniendo. Dirección también he disfrutado muchísimo, y después la pedagogía ha sido como el último estadio. Enseño cosas muy prácticas, que son aplicables a todas las artes escénicas, que todo es tiempo, ritmo y espacio.

No faltaron los «Amanecistas» que quisieron sacarse una foto con el actor después de la proyección.

Accattone: Me imagino su respuesta, pero si tuviese que elegir entre hacer cine, televisión, o teatro, ¿por cuál de estos medios se decantaría?

Ferran Rañé: Yo creo que lo que nos gusta es ir cambiando, cuando haces mucho el mismo espectáculo, llega un momento en que quieres hacer plató, o sea dices «lo que yo querría hacer ahora es grabación» o una película, pero a la que también pasas un poco de tiempo haciendo eso dices, ¡¡ostia!!, ¿y el público, y el directo? La primera división para un actor yo creo que es el teatro, es esa magia que está anclada en el ser humano, o sea desde las cuevas prehistóricas, alguien que se pone delante de más de dos y hace lo que sea, se parecerá más a danza o se parecerá más a interpretar algo, es totalmente mágico, y es lo que te engancha como intérprete. Y engancha a los espectadores, si sales de un espectáculo que te ha llenado, realmente lo que te ha removido y la emoción que te ha producido es superior a cualquier otra. Tú déjate de Guerra de las Galaxias, que si un espectáculo teatral te atrapa bien atrapado, la emoción que te produce es absolutamente competitiva con una gran producción de esas. Es porque es la magia, la magia que nos viene desde la prehistoria.

Uhhh! (2005), con Jordi Martínez

Accattone: Siempre se ha dicho que el teatro está en crisis, pero ahí sigue sobreviviendo al paso del tiempo, a las modas, e incluso a una interminable pandemia. ¿Cuál es su impresión del estado actual del teatro?: ¿hay futuro para el teatro?, ¿está llegando a las nuevas generaciones?, ¿qué cree que podría hacerse para que llegase a los jóvenes de nuestros días?

Ferran Rañé: Futuro hay siempre, porque cuando un grupo de jóvenes empiezan a acercarse al teatro, y quedan para leer, para montar, para levantar una obra, hay gente que no se atrapa en eso, pero el que se atrapa ya es de por vida, está probando droga dura. En cuanto a las nuevas generaciones de espectadores, mira, yo hice un espectáculo que era Maki Navaja, que salía de los comics, que también es una cosa que se ha dado en mi carrera de una manera no pretendida. Precisamente el director de ese espectáculo fue Eduard Cortés, que es el director de la película El payaso y el Führer que presento esta noche en el Liceo de Alcañiz. También hice una serie de televisión para TV3 basada en un cómic, una sitcom que se llamó Quico el progre, que duró tres temporadas y tuvo un gran éxito. Y de pronto todo el mundo quería hacer sitcoms, aunque realmente lo que hacían era teatro grabado. Nosotros nos dimos cuenta que, por ejemplo, el guión de la serie americana Las chicas de oro era un tercio de lo que era el nuestro y que los planos de reacción tienen una importancia capital. Qué quiero decir con esto, pues que cuando haces una innovación de lenguaje, la gente se atrapa y aunque ellos no sean conscientes del porqué, se quedan enganchados, y es un éxito. Pues con los jóvenes pasa lo mismo, si tú eres un innovador y cambias las reglas del juego, al final fichan.

En la serie «Quico el progre» emitida por TV3 (1992)

Accattone: En el mundo del cine la situación es un poco contradictoria, si bien la industria nunca ha producido tantas películas como ahora, la mayoría de estas producciones están dirigidas a un número cada vez mayor de plataformas de suscripción televisivas. Así que la gente se queda en casa, y poco a poco van cerrando salas de cine. ¿Cree usted que el cine está de nuevo en recesión?, ¿volverá a renacer, o este puede ser su golpe de gracia definitivo? ¿Qué futuro augura al mundo del cine?

Ferran Rañé: La realidad del cine actual se mezcla con los deseos de cómo nos gustaría que fuera a los amantes del cine, y es difícil distinguir dónde está un poco la certeza y la luz. Es verdad que la pandemia cambió absolutamente la forma de ver el cine, la que conocimos. La distribución por redes y plataformas produce dinero, y cuando produce dinero, donde está el negocio pues los amantes de la pureza del cine vamos a remolque de ese negocio que es una realidad. Yo creo que ha cambiado la manera de ver el cine, y que realmente va a ser difícil compaginarlo con otras. Y ahí va a estar la lucha, y dónde meter nuestra energía. Podemos ver cine cuándo, cómo, y dónde queramos y eso además de que produce los beneficios de distribución altos pues se está consolidando. Por otra parte tiene un lado positivo, porque pueden contratar a guionistas, actores, escritores, directores… y realmente hay cosas que están superbién. Todos sabemos, los que hemos nacido con las proyecciones, que verlo rodeado de público produce unos placeres diferentes, y realmente están ligados a la esencia del cine, de cómo nació y para qué nació, esa magia de la gran pantalla, en la que tenemos gente codo con codo participando de las emociones. Y la verdad es que este año se han producido muchas y muy buenas películas, y creo que hay que intentar hacer lo que vosotros hacéis, que es proyectar. Proyectar y congregar, e invitar a directores, invitar a actores, invitar incluso a técnicos que nos expliquen cómo y de qué manera hacen su trabajo. Y es una manera como para que la gente vuelva a disfrutar, o por primera vez a lo mejor algún joven. Creo que por ahí hay cosas que hacer. Hay que potenciar festivales, hay que potenciar premios, debates, y que se impliquen las autoridades culturales para saber que eso da vida cultural, vida política, y salud. Salud es que exista todo, están muy bien las plataformas, pero está muy bien que no desaparezcan los cines. Esto lo tenemos que saber y tenemos que luchar, y que ha cambiado, sí, pero que coexistan, no que algo desaparezca.

El actor Ferran Rañé con la directora de teatro y actriz Sonia Lanuza

Para realizar la segunda parte de la entrevista he pedido a nuestra anfitriona, Sonia Lanuza, actriz, directora y profesora de teatro, que tome el mando de la misma.
Sonia Lanuza: Es un honor tenerte por aquí, eres una gran figura del teatro independiente en Cataluña. Fuiste partícipe de las aportaciones metodológicas, organizativas y estéticas al teatro en el período de los 70-80, las supusieron una radical renovación del teatro catalán: un teatro audaz, cómplice con el público, en un contexto político de cambio. El teatro independiente supuso un revulsivo para muchos colectivos de aquel momento y un referente generacional en una sociedad que exigía cambios profundos en sus estructuras. Me gustaría preguntarte por la situación actual bajo tu prisma.

Sonia Lanuza: ¿Crees que el teatro hoy en día es motor para poder trabajar identidades a través de metodologías de creación colectiva, propuestas de otros lenguajes y otras tradiciones y sinergias de escucha y participación?

Ferran Rañé: A principios de los 70, los que empezamos en el teatro libre en Cataluña, nos encontramos con que había quedado como un páramo desierto en el teatro convencional, porque al no poder representarse espectáculos en catalán, los autores catalanes se habían ido a Madrid a trabajar. Entonces los del teatro independiente nos apoderamos de los espacios, del público, desde las diferentes corrientes que se habían creado: surgimos Els Joglars, que éramos el teatro visual, el teatro gestual crítico, Joan Font, que precisamente fue el director de la obra de teatro que dio origen a la película El payaso y el Führer, con otra gente empiezan el embrión de Comediants, que es el teatro de la calle, de los festejos de recuperar las tradiciones. Fabián Puigserver el Teatre lliure, que es el teatro de los grandes textos o Joan Ollé la comedia musical con Dagoll Dagom. La situación actual es muy diferente, ahora hay muchas franquicias, o sea el mismo espectáculo que se representa en Londres, se monta en Madrid, o se monta en Barcelona. Pero no hay tanta variedad, esas diferencias tan fuertes no existen. Pero sí que hay ganas de trabajar y ganas de triunfar, y las ganas de triunfar casi siempre llevan implícitas que hay un guiño creativo diferente. Profesionalmente se ha avanzado, pero a veces hay un exceso de franquicias. Pero sigue habiendo teatro de calidad: La Calòrica, por ejemplo, está haciendo espectáculos fantásticos, sorprendentes. Y hay muchas compañías que están renovando el terreno.

«Cruel ubris», con Els Joglars (1971)

Sonia Lanuza: ¿Hace falta tener un talante especial a la hora de proponer este tipo de trabajos siendo profesor/a o coordinador/a de proyectos teatrales?

Ferran Rañé: Hace falta creerlo sinceramente, por ejemplo, en mi historia con Els Joglars ahí tuvimos un final de la manera creativa un poco tremendo. Hicimos un espectáculo llamado La torna, por el que tuvimos un consejo de guerra, yo me fui al exilio, mi hija tenía tres meses. Cuatro de mis compañeros fueron a la cárcel y pasaron un año en ella. Entonces ahí todo lo de creación colectiva y tal se fue a tomar por saco. Albert Boadella jugó otros papeles… donde dije digo, digo Diego. En el sumario del consejo de guerra todos dijimos que la obra era una creación colectiva, pero años más tarde Albert Boadella, que remontó el espectáculo, la había inscrito como una obra suya, y sí que era un personaje muy significativo y muy líder en la compañía, pero lo que era verdad es que trabajamos por creación colectiva. Lo que dicen los personajes de aquella obra no estaba escrito, salió de los actores. Pero eso nos llevó a una disolución de la compañía, Albert continuó, pero ya trabajando de manera diferente. Yo siempre he apostado por la creación colectiva y me parece una forma muy posible de trabajar, lo importante es creer en ella. Por ejemplo, tú como directora, puedes coger una obra que te apasione y llevarla a tu terreno con tus actores. Pero también podrías elegir un tema libre, y sobre ese tema grabar las ideas del resultado de la improvisación de tus actores y después darle forma de manera colectiva.

Sonia Lanuza: Bueno, hacerles como partícipes de que también pueden ser creativos, ¿no?, no sólo estar a las órdenes de una dirección. Si se acostumbran un poco a que tú les digas cómo, de qué manera, pues dejan de ser actores y actrices que puedan investigar ellos mismos, me parece importante dar esa posibilidad. Estar trabajando hacia ahí, pero ya desde los jóvenes. Igual es la manera que yo aprendí a hacer teatro, porque nos turnábamos en todo, íbamos rotando en funciones.

Ferran Rañé: Sí, es una construcción total de la obra sin importar quién aporte más o menos, de eso se trata la creación colectiva. A mí incluso mis alumnos me han sorprendido creando situaciones muy imaginativas que han dado pie a muchas nuevas ideas interesantes que se han utilizado más adelante. Lo que tú hagas puede llegar a ser algo grande. Siempre para mí lo más importante es la verdad escénica, la verdad quiere decir comprometerse con lo que tu haces, y eso me parece que es lo que nunca se puede perder, sea para discutir, sea para enamorarnos, sea para lo que sea, la verdad escénica hay que encontrarla, hay que buscarla, y hay que querer trabajarla y tenerla. Los buenos clowns, por ejemplo Charlie Rivel, sobre el que trata la película que vamos a ver esta noche, tenía un número que consistía en subirse a una silla. Pues para él era lo más importante del mundo, o sea cuando lo veías era lo más importante del mundo, es como si hubiera conquistado el Everest. Había conseguido que tú con él hicieseis ese viaje, ¿no?. Y si no hay rupturas, si no hay cortes que tú como espectador dices «¿qué ha pasado aquí?», puedes ir al fin del mundo. Yo en los espectáculos que he dirigido las transiciones entre unas situaciones y otras, esos puentes que son necesarios e inevitables, siempre les he dado la categoría de escena.

Tots fem comèdia (2013), con Nausicaa Bonnin y Jordi Bosch

Sonia Lanuza: ¿Aún surgen proyectos horizontales y cooperativos teatrales en Cataluña?

Ferran Rañé: Sí, por ejemplo como ya he comentado antes La Calòrica me parece una compañía fantástica, y hay también otra gente trabajando en ese tipo de proyectos.

Sonia Lanuza: ¿Qué nos queda hoy del teatro independiente a nivel estatal?

Ferran Rañé: Pues poco, es que es muy difícil, económicamente, ideológicamente… cuando nosotros con Els Joglars hacíamos este tipo de cosas, a nivel estatal estaban Tábano y estaba La Cuadra… y ahora es que ha cambiado, y yo ahora no estoy ahí. Personalmente con el teatro estoy un poco tibio, no es que me haya cansado, es que quizás es que me gusta demasiado como para decir voy a hacer cualquier cosa. Tiene que ser como un proyecto o una idea, o un equipo, sobre todo. Estoy esperando que sean como cosas de equipo, ya que no las propongo yo, que me las propongan a mí, y como a mí no me las proponen pues en este momento estoy más tibio con los proyectos teatrales. Tendría que… descansar (risas).

Estúpids (2013)

Accattone: Otro tema de actualidad es el de la censura, y más después de algunas cuanto menos polémicas decisiones judiciales que han acabado con más de un artista en prisión. Usted sufrió en sus propias carnes los rigores de la censura, ya que como ha dicho antes, casi en los inicios de su carrera como actor de teatro tuvo que huir a Francia para no ser encarcelado. ¿Nos autocensuramos a la hora de dirigir, de crear, de generar cambios a través de este arte social?

Ferran Rañé: Sí, ha habido un recrudecimiento de la censura, que pensábamos que era una situación superada, y que nosotros sufrimos en su día, nosotros pasábamos censura previa, antes de estrenar tenías que pasar el guión y venía un señor censor. Pero parecía que habíamos avanzado bastante y últimamente se ha retrocedido mucho en plan ideológico. Claro que hay autocensura, es lo que buscan, es lo que busca el poder. El poder le tiene miedo al teatro y a las artes escénicas, porque entre otras cosas han sido personajes más libres, tradicionalmente la gente de la farándula viajaba, se informaba, conocía más que la otra gente, y siempre les han tenido siempre un poco de miedo. Y entonces metiendo escarmiento en unos cuantos, lo que se busca es que la gente se autocensure.

Uhhh! (2005), con Jordi Martínez

Accattone: Cuando desde el Taller de Cine Delicatessen le propusimos venir a presentar una película en la que hubiese participado a Alcañiz, usted eligió El payaso y el Führer. ¿Es la película de la que más orgulloso se siente? Y en cuanto al teatro y la televisión, ¿qué producciones en las que ha participado como actor le han llenado más? ¿Y cómo director de teatro y productor?

Ferran Rañé: Sí, como audiovisual es de las que tengo un protagonismo claro, y cuando me dijisteis de presentar una película me pareció la más adecuada. Además está basada en la obra teatral Uhhh!, uno de mis mayores éxitos profesionales y personales de mi carrera. Cuando recibí el guion de la obra de teatro, que estaba escrito por el T16, un taller en el que colaboraban 16 autores en el Teatro Nacional para crear una obra, me fascinó como se había tratado la historia de Charlie Rivel en Alemania, una verdad histórica que se conoce poco. Cuando surgió la posibilidad de hacer la película, y además volver a trabajar con Eduard Cortés, me volqué mucho en ella, como en su día hice para la obra de teatro. En cuanto a otros trabajos que me han llenado como actor, por ejemplo la opereta El Mikado, también supuso un punto álgido en mi carrera. En televisión, Quico el progre, fue muy protagónico, y duró tres temporadas además de ser una serie innovadora en su tiempo. También destacaría mi papel de profesor en la serie Merlí; a la gente le ha llegado mucho mi personaje.

«MakiNavaja» (1989)

Accattone: ¿Cuál es su manera de afrontar la composición de un personaje al que va a interpretar? Por ejemplo, el que vamos a ver esta noche, ¿Charlie Rivel?

Ferran Rañé: Yo nunca hago cosas imitativas, lo que intento es pillarle un poco el alma, y a lo mejor no me preocupo si pone el brazo de tal manera, y la pose es no se qué, si no, es decir ¿por qué hace este tío esto así? Y creo que haciéndolo así se puede llegar al público igual. Por ejemplo, siempre cuento esta anécdota: después de una función de Maki Navaja, cuando salía del teatro me encontré con unos tipos que me hacían así (hace efusivamente el signo de ok con la mano), pero unos tipos con unas pintas…(risas). Pero unas pintas guapas ¿eh? y me decían (los imita), «¡joder tío! ¡ostia te lo has currau!», «¡está de puta madre tío!» (risas) y me dijeron (los sigue imitando), «mira, nos hemos colau» (carcajadas), «nos hemos colau», «pero aunque hubiéramos pagau nos habría gustau» (carcajadas). Eso es lo mejor que me han dicho (risas). Con el personaje de Charlie Rivel, que la gente tenía una imagen, yo ahí hice un poco de trampa, no hice la imagen de cómo eran los Rivel en el año 1944 en Berlín, porque eran mucho más cachas, mucho más acróbatas, pero la imagen que tenemos de Rivel todos,que es cuando volvió a España, ya estaba mayor, y yo para la película me aproximé a esta imagen. La hija de Rivel me dijo que ella había visto lo que hacía mucha gente, que para ella eran imitaciones de Charlie Rivel, ya digo que yo no le imité, vi videos, pero me no me fijé en gestos, sino un poco en la esencia, en la esencia de qué tempo utilizaba este señor, qué ritmo, cómo paraba y tal. Y su hija me dijo: «yo he visto como 300 imitaciones de Rivel y la suya es la mejor» y estuvimos hablando largo rato.

Sonia Lanuza: ¡Menudo honor que te lo diga su propia hija!

Accattone: Por cierto, ¿pudo usted conocer a Charlie Rivel en persona?

Ferran Rañé: No, no llegué a conocerle personalmente, le vi actuar muy de pequeño en Montjuic.

En la obra «Abans de l’estrena» (2016), con su hija, la bailarina, coreógrafa y actriz Joana Rañé

Accattone: En estos momentos, ¿qué proyectos acaba de terminar, y en cuáles está embarcado actualmente?

Ferran Rañé: Ahora se acaba de pasar en Netflix la serie Si lo hubiera sabido, donde hago de padre de. Parece que ya me he encasillado perpetuamente en ese papel (risas), aquí salgo haciendo de padre de Megan Montaner que es una gran actriz. Y acabo de grabar una colaboración con El Terrat en la que hago de padre de Berto Romero (risas), se va a llamar El otro lado, es una especie de comedia de terror-humor ideada por el propio Berto, con los directores ya trabajé anteriormente en su película Superlópez.

Accattone: Un actor, y más una persona tan inquieta como usted, nunca se retira. Me imagino que le queda energía para rato y no tiene pensado dejar su profesión mientras el cuerpo aguante. ¿Tiene previsto instalarse algún día en el Bajo Aragón?

Ferran Rañé: Un actor nunca se jubila, dicho esto, yo estoy jubilado (risas), pero no he dejado de hacer cosas. Lo de instalarme o no aquí, es una posibilidad que dejo abierta.

«La resposta» (2018)

Sonia Lanuza: ¿Piensas algún día volver a ese bancal de Torrevelilla para hacer alguna cosita de teatro por estas tierras?

Ferran Rañé: Bueno, sí, no es imposible que en un futuro pueda hacer teatro en el Bajo Aragón, no sé, si se me enciende la bombilla quizás ocurra algún día. No es lo mismo exactamente, pero de momento he creado un documental que ya se ha exhibido en algún festival, y que el mes de mayo será proyectado en el Centro Buñuel Calanda. El documental se titula Lo Chapurriàu, y lo creé porque me preocupa que el chapurreau vaya en recesión, y cómo mi lengua materna en esta zona tan lejana al epicentro político de Zaragoza no ha recibido nunca ninguna protección de nada. Lo he rodado con unas vecinas de Torrevelilla que están maravillosas, lo hemos hecho en el Museo Histórico de Torrevelilla con luz natural, y me parece un documento etnográfico interesante y que ha quedado muy bien.

Cartel del documental «Lo chapurriàu», ideado y dirigido por Ferran Rañé (2021)

Accattone: ¿Qué echa en falta en esta Comarca? Traslado esta pregunta a nivel cultural, ¿qué conoce y qué opinión tiene sobre la actividad cultural del Bajo Aragón?

Ferran Rañé: Faltan muchas cosas pero también hay muchísimas que son para valorar y para disfrutar. En cuanto a nivel cultural pues más o menos lo que acabo de contestar. Mira, yo hace unos años concreté un poquito lo que fue mi proyecto estrella. La idea era rescatar el convento del desierto de Calanda para darle un uso cultural. Crear un centro de creación y debate, y un poco era mi idea de paradigma de lo que podía agilizar o dinamizar la cultura artística, la que yo más conozco: teatro, danza, cine. La idea del proyecto era que la gente pudiera acudir a un sitio de un patrimonio monumental importante, pero que había perdido su uso. Y que en un lugar tan espiritual, la gente pudiese hospedarse allí y ultimase sus trabajos, sus proyectos, sus guiones, sus coreografías, e incluso hacer debates. El entorno y la singularidad pues ofrecía un punto difícil de llenar pero que también es un dinamizador para la zona. Este proyecto mío se arruinó porque hubo gente que pensó que tenía posibilidades de negocio que realmente no las tenía, era realmente imposible el concepto de negocio. Y entonces se compró para especular con ello, y ahí quedó parado porque no tiene realmente posibilidades de negocio. Ahora es público y yo lo que deseo es que Calanda pueda realmente aprovechar parte de lo que yo trabajé y que está en mi dossier, y que yo creo que es compatible con otros proyectos que ya existen en la comarca. Es difícil pero animo a que se hagan cosas de este tipo, y sobre todo que se potencien escuelas de cine, de teatro de cine, de danza, y por supuesto proyecciones como las que hacéis vosotros en el Taller de Cine Delicatessen.

Algunos de los integrantes del taller de cine Delicatessen que se quedaron a la cena-coloquio en el restaurante del Liceo con el actor Ferran Rañé. También aparecen en la fotografía, de derecha a izquierda: Jorge Abril (concejal de cultura), Sonia Lanuza (directora de teatro, actriz) y el chef del Liceo Luis Estopiñán (de blanco)

Conversar y escuchar al señor Rañé fue una auténtica delicia, pero casi se nos hizo tarde, y con el tiempo justo para llegar a la presentación de la película, nos acercamos a la sala multiusos del Liceo de Alcañiz, que por primera vez en los 11 años que llevamos programando cine, se quedó pequeña para ver la película El payaso y el Führer.

Accattone y Sonia Lanuza

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