PELÍCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
A la vuelta de la esquina Thomas Stuber (2018) – Alemania
En la reseña del mes pasado de esta misma sección ya comenté las excelencias del joven actor Franz Rogowski, al que descubrí en la película titulada A la vuelta de la esquina, que es la que precisamente os quiero recomendar en esta ocasión. Este filme alemán está basado en el relato corto En los pasillos, obra del escritor Clemens Meyer, que además ha sido coautor del guion junto a Thomas Stuber, el director de la película.
Partiendo de un argumento bastante sencillo, el director nos muestra la rutinaria actividad del turno de noche en un gran almacén para mayoristas. Thomas Stuber logra poco a poco meternos dentro de ese monótono y gris mundo laboral, en el que la vida de sus trabajadores sigue siendo igual de anodina después de salir del trabajo. Para conseguir que el espectador empatice con la historia, sabe jugar perfectamente con la banda sonora, y ya desde el principio nos pone en situación con una magnífica coreografía visual sustentada por el vals de Johann Strauss. También es de destacar el importante papel que juegan los sonidos, sobre todo el de las carretillas elevadoras. La fotografía cumple con su cometido, en una película de ambiente frío, de espíritu gris, ya que se desarrolla en muchos momentos durante el turno de noche, y lo hace de manera natural y discreta.
Otro de los grandes aciertos de A la vuelta de la esquina es el montaje de la misma, y la manera de presentarnos la historia en tres partes, que son las tres vidas de los tres protagonistas de la película. Y a pesar de que cuentan con una desigual cuota de pantalla entre ellos, son indispensables en este peculiar triángulo laboral que forman Christian, Marion y Bruno. Y es que, este trípode actoral es el que mantiene viva esta película a la que le cuesta arrancar, pero después te lleva hacia un desenlace tan inhabitual como inesperado. Como ya he dicho es de destacar el fenomenal trabajo actoral de Franz Rogowski (el Joaquin Phoenix europeo), quien da vida a Christian, un joven tímido e introvertido, con un pasado oscuro que está marcado para siempre en su cuerpo en forma de tatuajes, y del que intenta huir desesperadamente. Los compañeros de Rogowski tampoco le van a la zaga, especialmente Peter Kurth, que representa a Bruno, compañero y mentor de Christian desde que este comienza a trabajar en la empresa. El papel de la pizpireta Marion lo protagoniza Sandra Hüller, una actriz que, aunque joven, ya tiene un currículum cinematográfico de bastante enjundia.
A la vuelta de la esquina nos cuenta la historia de Christian, que intenta dejar sus problemas y centra su vida en el nuevo trabajo de reponedor que acaba de encontrar en un gigantesco almacén para mayoristas de la antigua Alemania del Este. Allí tendrá como compañero y maestro en su aprendizaje a Bruno, un ex-camionero, que, al quebrar la empresa en la que trabajaba y ser comprada por el centro logístico, fue admitido en el almacén como muchos de sus compañeros. Bruno es también hombre de pocas palabras como Christian, pero siempre tiene las justas y necesarias para guiar a su inexperto compañero en su nueva aventura laboral y vital. Reponiendo en la sección de dulces trabaja Marion, quien coincide con Christian en la sala donde está la cafetera. Marion es alegre, seductora, la chispa de luz que ilumina la oscura rutina de la fábrica y el corazón del inseguro Christian, que quedará prendado de Marion nada más conocerla.
La película está llena de símbolos y metáforas que ilustran y enriquecen la historia. Pero su gran acierto es la manera tan poética de contarnos dentro de un lugar tan inhóspito, oscuro y gris, este peculiar cuento de amor platónico y de amistad que tiene bastante más carga de profundidad de la que parece. Y que horas, e incluso días después, hará reflexionar al espectador. Hasta en la vida más humilde, pequeña y gris, puede esconderse una gran historia de amor, y las pequeñas cosas, los pequeños gestos, hechos desde el corazón, crean vínculos indestructibles entre las personas.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Great freedom Sebastian Meise (2021) – Austria
La película que os presento este mes hace honor a su título, Great freedom (Gran libertad), es un gran ejercicio cinematográfico y nos cuenta con total libertad una historia inspirada en hechos reales que sirve para denunciar el artículo 175 del código penal alemán y ya de paso homenajear a las víctimas que sufrieron sus consecuencias durante décadas. El citado artículo 175 permitía al estado perseguir a los homosexuales e incluso encarcelarlos. La pena penitenciaria aumentó hasta los cinco años de prisión con la llegada de los nazis al poder. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la derrota nazi, y la liberación de los campos de exterminio, incomprensiblemente el artículo 175 se mantuvo en la Alemania occidental, y los pocos homosexuales que consiguieron sobrevivir a los campos de concentración fueron trasladados a las cárceles a seguir cumpliendo su condena.
El director austriaco Sebastian Meise rodó la película en una prisión abandonada de la Alemania del Este, y como suele ser costumbre en el estilo del cine austriaco, nos muestra con dureza, de manera directa, y casi sin tapujos la vida carcelaria en los duros años de la posguerra. La fotografía del film acentúa aún más si cabe la claustrofobia de esas frías, inhóspitas y sucias celdas, tan deshumanizadas como los propios funcionarios de prisiones que las vigilan. Prácticamente no se utiliza música, quizás para no realzar en demasía los momentos melodramáticos, que no son pocos. Ya sólo estéticamente, Great Freedom es mucho más que un drama carcelario al uso.
La película nos muestra la historia de Hans, en tres etapas de su «carcelaria» vida, 1945, 1957 y 1969. Hans fue arrestado por mantener relaciones homosexuales en unos baños públicos, sobrevivió a un campo de concentración y la «liberación» de los aliados supuso para él un nuevo encierro carcelario. Allí en la cárcel, su condición de homosexual quedará marcada desde el principio con un código en la puerta de su celda. Una celda que va a tener que compartir con Viktor, hombre de pocas palabras y para desgracia de Hans además homófobo.
El papel de Hans esta magistralmente interpretado por un nuevo valor del cine europeo, el actor y bailarín alemán Franz Rogowski, de quien sigo la pista después de descubrirlo en la interesante película A la vuelta de la esquina (2018). Para caracterizar el papel de Hans Hoffman en Great freedom,Rogowski tuvo además que perder unos cuantos kilos.
El director navega hábilmente entre las diferentes etapas carcelarias de la vida de Hans utilizando la técnica del flashback, y recurriendo también en ocasiones a encabezar con un título el año al que se refiere ese salto en el tiempo de la historia. La valía de la película ha sido reconocida con prestigiosos premios entre los cuales destacan el Premio del Jurado en el Festival de Cannes, o el Premio del Cine Europeo a la mejor fotografía. Aunque cuenta con imágenes explícitas de sexo, Sebastian Meise no busca epatar o provocar al espectador, de hecho en muchas ocasiones no permite que veamos situaciones de violencia. Al contrario, en un ambiente tan deprimente consigue que su cámara se centre en pequeños detalles que suavizan el rugoso contenido del filme.
A pesar de su duración la película se me hizo corta, es más, no quería que terminase. Great freedom es mucho más que un drama penitenciario, es una historia real, de cómo intentar sobrevivir a dos cárceles al mismo tiempo. La cárcel física en la que el protagonista está recluido y la mental en la que el estado intenta ahogar sus sentimientos. El aislamiento, el rechazo, el odio, el desprecio, serán una losa pesada con la que convivir, al igual que la soledad, la falta de afecto y el deseo. Pero si hay algo que Hans busca desesperadamente es la libertad, la libertad de amar a quien desee. ¿Logrará algún día su propósito? Tendrás que ver Great freedom para poder descubrirlo.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
En cuerpo y alma
Ildikó Enyedi (2017) – Hungria
Hoy en día es muy difícil encontrar una película que te sorprenda, y es que el mundo del cine convencional cada vez es más anodino y está encorsetado, se rige por una serie de patrones que a poco que seas un consumidor normal, a los dos minutos de comenzar la película sabes que te va a defraudar por ser más de lo mismo, hasta podrías resumir la película e incluso acertar el desenlace final sin haberla visto.
Pero a veces una película te sorprende, es el caso de En cuerpo y alma la que este mes nos ocupa, pero el truco no está en la historia, que ya hemos visto muchas veces en el cine, sino en la forma de contarla. La película es una modesta producción Húngara cuyo eje principal y centro neurálgico es un matadero, si, han leído bien. Allí acaba de llegar para suplir una baja María la nueva técnica de calidad, María es muy estricta con las normas y su poca sociabilidad hará que sea objeto de los más variados cotilleos entre los trabajadores de la empresa. Endre el jefe del matadero, tranquilo y observador aprovecha el momento del almuerzo para entablar conversación con ella, unos días más tarde un robo en el botiquín del matadero mostrará que María y Endre tienen algo en común.
En cuerpo y alma es diferente, seguro que es ese sexto sentido que ostentan las mujeres es el que aplica sabiamente la directora de la película Ildikó Enyedy a esta historia lo que hace que conforme avance el metraje te vaya cautivando más y más.
Quizás el acierto sea haber filmado la película como una extensión de la personalidad de sus dos personajes principales que por cierto lo bordan. Las fría fotografía, el pausado movimiento de la cámara, y la escrupulosidad en mostrarnos los más mínimos detalles, concuerdan con los rasgos de la personalidad de María y Endre, aunque entre ellos no se parezcan nada.
La película está llena de metáforas sobre el comportamiento humano, la vida, el renacer, una vida en la que la mayoría pasamos de puntillas pero que siempre nos golpea, esos golpes quizás sean las duras imágenes (nada gratuitas por cierto) que veremos en algún momento
de la película y que quizás nos recuerden al cine de Haneke.
En definitiva, os recomiendo que hagáis un paréntesis (de poco menos de dos horas) en vuestras ajetreadas vidas y os vayáis sumergiendo poco a poco en En cuerpo y alma, esta sencilla y a veces surrealista historia que transcurre en un matadero Húngaro, un drama con algunas pinceladas de humor muy peculiar,que logrará conmoverte como hacía tiempo no hacía otra película.
63. Amor
Michael Haneke – Austria
Proyectada el 25/09/2013
Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba.