THRILLER
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
The guilty
Gustav Möller (2018) – Dinamarca
Quién dijo que hacer cine de calidad es costoso? El joven director danés Gustav Möller nos demuestra con su opera prima The guilty que con escaso presupuesto, mucho ingenio y un buen guión, se puede mantener al espectador pegado a la pantalla y con los ojos y las orejas bien abiertas durante los angustiosos 85 minutos que dura su película.
The guilty nos cuenta la historia de Asger Holm, un policía que ha sido relegado de sus funciones por mala praxis y, mientras está a la espera de juicio, la jefatura lo desplaza como operador telefónico en el servicio de emergencias, una situación y un lugar que considera humillante. Un poco entusiasmado Asger no ve la manera de que pasen las horas para acabar el turno y poder irse de allí; atiende el teléfono con desgana hasta que una noche recibe una llamada de una mujer en apuros. A partir de aquí comienza una carrera contrarreloj para intentar solucionar el problema.
Si bien no existe el efecto sorpresa, puesto que otras películas como por ejemplo la mítica e insuperable La cabina de Antonio Mercero y Jose Luis López Vázquez, o ya en el siglo XXI, Buried, donde veíamos a una persona luchando por sobrevivir en un ataúd, o Locked, que se desarrolla en su totalidad en el interior de un coche, la acción en The guilty se limita a una pequeña oficina telefónica y tiene el acierto de mantener en vilo al espectador sin hacerle falta más que un actor, un teléfono y un ordenador.
También es de resaltar que no se utiliza ningún tipo de banda sonora o efectos musicales para realzar los momentos de tensión en la película. El director maneja con destreza el uso del sonido, que se convierte en protagonista; tendremos que estar muy atentos a lo que escuchamos al otro lado del teléfono. El tono de voz, los ruidos o incluso el silencio nos pueden dar la clave de lo que está pasando. Así que cada espectador tendrá su propia versión de la historia acorde a la información que está recibiendo a través de los sonidos. La imaginación de cada uno de nosotros tendrá que intentar hilar los acontecimientos que se van a ir produciendo sin poder verlos para llegar a una conclusión sobre quién es el culpable.
Conforme la película avance, las situaciones darán vueltas de tuerca, giros inesperados (alguno quizá demasiado forzado) que llevarán al protagonista a tomar decisiones trascendentales mientras que lucha contra sus demonios personales. Muchos conceptos son tratados en The guilty: el sentimiento de culpabilidad, los prejuicios, la fragilidad humana, la redención o el sentido de la justicia. Así que debes intentar resolver este rompecabezas que se va haciendo más y más grande cada vez que vuelve a sonar el teléfono.
Estás avisado, prepárate para esta carrera contrarreloj hecha con recursos mínimos llamada The guilty. No te defraudará.
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PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
El salario del miedo
H.G. Clouzot (1953) – Francia
Este mes regresamos al cine clásico para recordar una gran película cuyo mensaje sigue tan vigente a día de hoy como el día de su estreno. Os propongo descubrir, o volver a visitar, El salario del miedo, una de las obras cumbre del considerado «Hitchcock francés», H.G. Clouzot. La película está basada en la novela del mismo título escrita por Georges Arnaud. Dicen las malas lenguas que Alfred Hitchcock intentó sin éxito comprar los derechos de la novela, pero al final Clouzot se llevó el gato al agua.
Con un limitado presupuesto, Clouzot agudiza el ingenio y rueda la película en el sur de Francia, pero nos hace creer que realmente estamos en un pueblo perdido de Sudamérica llamado Las Piedras. Un pueblo tan perdido como sus habitantes, que sobreviven como pueden; unos intentando escapar de la pobreza más absoluta y otros, los extranjeros, que han llegado allí tratando de huir de un pasado bastante turbio. Las Piedras parece el mismo infierno en la tierra y es muy difícil salir de allí. Pero una explosión en un pozo petrolífero de la región hace que se abra una puerta a la esperanza para los cuatro valientes que se atrevan a llevar dos camiones de nitroglicerina por las peligrosas carreteras (por llamarlas de algún modo) que llevan hasta el pozo. Y este es el simple pero peliagudo argumento del que trata El salario del miedo.
En una primera parte de la película el director nos muestra el pueblo y sus habitantes: analfabetos, apátridas, vagos y maleantes. Allí iremos descubriendo con pocas palabras la personalidad de los cuatro protagonistas que van a iniciar este viaje suicida buscando la salvación, cada uno a su manera. En este trayecto la tensión se mantendrá al límite y esto provocará conflictos entre los personajes: veremos hasta dónde pueden llegar las bajezas morales de la especie humana.
Muchos temas se van a tratar en El salario del miedo; algunos quedan bastante claros, como la crítica al capitalismo, el miedo a la muerte, la amenaza nuclear, la codicia, la moral, el sentimiento de culpa, el existencialismo. Otros, aunque no aparezcan explícitamente, sí que pueden intuirse, por las palabras y las acciones de los personajes, así que tendréis que estar atentos.
Aparte de la soberbia interpretación de los cuatro actores principales, es de destacar la fotografía en blanco y negro que resalta todavía más la dureza del trayecto y de los personajes. Algunas escenas de esta película ya han pasado a la historia del cine, y la maestría del director H.G. Clouzot a la hora de reflejar el asfixiante y opresivo clima del pueblo y de los agrestes terrenos por los que transita el viaje, hacen que El salario del miedo se convierta en una obra maestra.
Así que sin duda alguna os recomiendo ver (en versión original por supuesto) este apasionante viaje vital hacia ¿la muerte?
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PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Purasangre
Cory Finley (2017) – Estados Unidos
Este mes os presento Purasangre una película que pasó sin pena ni gloria por las salas de cine el verano del 2017. Se trata del debut como director de Cory Finley, que en principio había escrito el guión pensado en que fuese una obra de teatro (de hecho está dividida en cuatro actos), pero al final acabó convirtiéndose en su primer largometraje.
Recordad el nombre de este director porque apunta maneras. Purasangre me pareció un ejercicio de cine diferente que rompe con muchos de los clichés del cine americano por muy independiente que sea. Y eso a pesar de que parece que vas a ver la típica película de adolescentes pijas americanas cuando, nada más comenzar, una de ellas llega a la espectacular mansión de su antigua compañera de clase. Pero nada más lejos de la realidad.
Desde el principio la película adopta un inquietante clima, con una esquizoide banda sonora de tonos disonantes que en ocasiones abruma. El director juega a mostrarnos una leve capa de la personalidad de las protagonistas, ya que ellas no es que sean muy habladoras (aunque cuando lo hacen lanzan dardos envenenados). Hay que estar atento a los gestos, las miradas y las formas de reaccionar de Amanda y Lily; solo con eso tendremos que intentar escudriñar en el interior de sus cerebros para intentar comprender por qué se comportan de esa manera.
A Amanda, que sufrió un grave trauma cuando era más pequeña, le cuesta relacionarse con la gente. Su madre la envía a casa de una antigua amiga con la excusa de que esta le de clases e intentar volver a crear un vínculo afectivo entre ellas. Lily, en cambio, parece la perfecta adolescente americana, aunque también tiene algún problemilla, llamemosle padrastro.
Pero Purasangre está realizada con un notable ejercicio de estilo que desde los encuadres, la fotografía y la cadencia nos va sumergiendo en la vacía existencia de dos jóvenes adolescentes de clase alta para convertirse en una feroz crítica a las, en teoría, familias perfectas burguesas. Nos muestras además la escalofriante y deshumanizada manera de afrontar la vida de la generación de los millennial.
Pinceladas del cine de Michael Haneke o Yorgos Lanthimos, para una comedia negra fría y perturbadora a partes iguales, extraña como sus personajes pero que te sorprenderá, que ya es todo un logro para cualquier estreno del cine actual.
La película por desgracia fue la obra póstuma de Anton Yelchin, un joven y prometedor actor que aunque tiene un papel secundario, da sobradas muestras de su talento. La película se convirtió en un homenaje al malogrado actor que moriría pocos meses después en un desafortunado y absurdo accidente doméstico.
Si tenéis ocasión de verla, aprovechad la ocasión, quizás la emitan un domingo por la tarde en abierto en cualquier canal de nuestra caja tonta. Como ya os he dicho, el envoltorio parece el de una inofensiva película preparada para el consumo rápido de los integrantes de la generación millennial. Estad atentos porque esa tarde no dormiréis siesta.
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PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
La muerte y la doncella
Roman Polanski (1994) – Reino Unido
Hace poco más de un año nuestra compañera del Cine Club Delicatessen, Merche Grau, que tristemente nos dejó hace escasos días, nos presentó esta película que quiero recomendaros a modo de homenaje y reconocimiento hacia ella de parte de toda esta pequeña gran familia que formamos Delicatessen. Así que como hizo Merche en su día, os propongo ver esta tensa y magistral película del gran Roman Polanski.
La muerte y la doncella está basada en la obra de teatro del mismo nombre cuyo autor es el escritor chileno Ariel Dorfman. La obra se desarrolla en Chile poco tiempo después de terminar la dictadura del General Pinochet. Polanski, en cambio, no quiere centrar la trama en Chile, ya que considera que la tortura, tema principal de la película, es por desgracia un mal universal del hombre. La película de hecho se rodó casi en su mayor parte en Galicia y nos cuenta la historia de Paulina Escobar, una mujer que sufrió las torturas durante la dictadura militar y que convive con su marido Gerardo, un importante abogado. Pero también convive con sus propios miedos y frustraciones, fruto de esas torturas que recibió y que, por supuesto, quedaron impunes.
Para más inri su marido, que va camino de convertirse en Ministro de Justicia, ha aceptado formar parte de la comisión de investigación que el nuevo gobierno ha creado para aclarar los crímenes y torturas de la dictadura. Paulina cree que es imposible que se haga justicia cuando muchos de los miembros del nuevo gobierno formaron parte del anterior. Pero no solo esto va a desestabilizar a Paulina: un hecho fortuito, una inverosímil casualidad va a hacer que esta mujer masacrada vuelva a enfrentarse con la dura realidad.
Roman Polanski explora con habilidad y maestría los más oscuros sentimientos que posee el ser humano. No en vano, la vida le hizo sentir sus sinsabores con virulencia (fue superviviente del holocausto judío y años más tarde su mujer, embarazada de 8 meses, fue asesinada por la secta de Charles Manson). La atmósfera de tensión, opresión y sufrimiento no decae en toda la película, apoyada por un gran guión y las fenomenales actuaciones de sus tres únicos protagonistas, con una Sigourney Weaver en estado de gracia.
El director nos plantea varios dilemas morales que el espectador va a tener que lidiar conforme avance el metraje. Odio, venganza, justicia, perdón, tristeza, horror, son algunas de las sensaciones que te producirá esta gran película. Una película donde la música juega un importante papel, empezando por el título, tomado del cuarteto para dos violines, viola y violonchelo compuesto por Franz Schubert y que es el nexo de unión entre los dolorosos e imborrables recuerdos de Paulina y el atormentado presente que le toca vivir.
Con la imagen de Paulina, una mujer fuerte y luchadora como tú, Merche, nos quedamos. Siempre te recordaremos.
Tus compañeros/as del Cine Club Delicatessen.
PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Black mirror. Serie de televisión.
Charlie Brooker (Creador), Owen Harris, Carl Tibbetts, Otto Bathurst, Euros Lyn, Brian Welsh, Bryn Higgins, James Hawes, Dan Trachtenberg, Jakob Verbruggen, James Watkins, Joe Wright, Jodie Foster, Toby Haynes, John Hillcoat, David Slade, Timothy Van Patten, Colm McCarthy (2011)- Reino Unido
Como ya he hecho en alguna ocasión anterior, voy a recomendar el visionado de una serie, en este caso la británica Black Mirror, que ya va por la cuarta temporada. Pero que el formato de serie no te engañe, cada capítulo de Black Mirror es totalmente independiente del anterior, es una nueva historia que solo tiene en común con las demás el tema tratado: la tecnología y cómo sus avances nos afectan en nuestras vidas, en nuestra manera de relacionarnos e incluso en nuestra manera de ser.
Los creadores de Black Mirror se posicionan claramente y nos presentan en cada capítulo un futuro distópico en el que los humanos, buscando la comodidad y la felicidad con la invención de nuevas tecnologías, lo que consiguen es un resultado bastante aterrador.
De los 19 capítulos que se han emitido hasta el momento, aunque hay alguno que puede estar un poco por debajo de los demás, la gran mayoría están a gran nivel. Si no os importa voy a destacar alguno, aunque como os digo os recomiendo ver la serie completa, y si es acompañada de vuestros hijos (seguramente más avezados que nosotros mismos en estas nuevas tecnologías), mejor que mejor.
El primer capítulo, quizás el más mediático de todos, titulado El himno nacional, es una corrosiva sátira de macabro humor en la que se despedaza la monarquía, la política y los medios de comunicación, y la utilización de los mismos para manejar a la opinión pública. Este capítulo fue emitido en abierto para todo el Reino Unido y tuvo una gran repercusión que hizo que los siguientes capítulos de Black Mirror fuesen esperados como agua de mayo.
El tercer capítulo, Tu historia completa, disecciona de manera magistral cómo las innumerables aplicaciones de los móviles consiguen hacerte sentir controlado, y su mala utilización puede provocar la destrucción de las relaciones entre las personas. Un oscuro futuro, que tal y como van avanzando las tecnologías de los gadgets, no queda tan lejos como pueda parecer. Inquietante capítulo.
Otro perturbador capítulo es Blanca Navidad, y qué mejores fechas que estas para verlo. En este caso se analiza qué nos puede pasar si abrazamos el uso de las nuevas tecnologías sin valorar el efecto que pueden causar entre nosotros y nuestros círculo de amistades.
Mi favorito es Caída en picado, en el que los «me gusta» que recibas en tus actividades diarias que cuelgas en tu perfil social, te hacen poder pertenecer a una escala social más elevada: cuantos más puntos, más facilidad para obtener lo que para ti sería una vida perfecta. Lo más aterrador acontece cuando esta misma semana nos enteramos que el gobierno chino ha presentado un proyecto que parece basado en este capítulo. Desgraciadamente la realidad supera la ficción.
Podría seguir destacando más y más capítulos, pero mejor os dejo que los veáis vosotros y saquéis vuestras propias conclusiones.
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PELíCULA RECOMENDADA (Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura)
Tenemos que hablar de Kevin
Lynne Ramsay (2011) – Reino Unido
Este mes os propongo el visionado de Tenemos que hablar de Kevin, una película que trata el tema de las relaciones entre padres e hijos de manera políticamente incorrecta. El peso de la misma recae en Eva,la madre (una magistral Tilda Swinton a la que su papel le viene como anillo al dedo),y Kevin,su hijo (un inquietante Ezra Miller). El padre, como en muchas familias convencionales está ahí, pero no se involucra de la misma manera que la madre con su hijo.
La película está basada en la novela del mismo nombre escrita por la escritora estadounidense Lionel Shriver, que por supuesto te recomiendo que leas aunque mejor después de ver la película: quizás te aclare algunas cosas que no hayas podido descifrar en el film. Como no podría ser de otra manera la directora de la película es una mujer, en este caso la escocesa Lynne Ramsay.
Tenemos que hablar de Kevin es una película muy visual, plagada de simbolismos (bastante obvios por cierto) que nos muestran la visión de Eva en la relación con su hijo, y lo que es más importante,los sentimientos que esta le provocan. Los primeros 30 minutos son bastante caóticos, una serie de piezas de rompecabezas que al final tienen su sentido; quizás el caos lo busque la propia directora para mostrarnos el estado en que se encuentra la madre en ese momento de su vida. Pero no os preocupéis,a partir de entonces la película os mantendrá en vilo y no os soltará hasta el final.
La película nos muestra una familia de clase media-alta con un aparente marco de tranquilidad y normalidad. Las imágenes,asépticas y frías,nos van envolviendo hasta crear una atmósfera asfixiante, casi claustrofóbica, en contraste con unas canciones alegres y luminosas que en alguna ocasión rozan el vídeo-clip.
Y es que Tenemos que hablar de Kevin aborda el tema de la maternidad desde una perspectiva raramente tratada en el mundo del celuloide:la de las dudas maternas, la inseguridad, el sentimiento de culpa, la responsabilidad,etc.sin buscar culpables,eso sí, pero quizás pueda resultar molesto para el espectador más convencional.
Las imágenes que veremos son impactantes y perturbadoras y las reacciones de Eva y Kevin pueden llegar a desconcertarnos, aunque creo que muchas madres podrán llegarse a sentirse identificadas con Eva durante el transcurso de la película.
Cuando veas Tenemos que hablar de Kevin no se si te quedarán muchas ganas de hablar, pero te aseguro que tu cerebro no habrá parado ni parará de cavilar buscando una respuesta para la cantidad de sensaciones y preguntas que se te van a ir planteando en el transcurso del film. Seguramente un escalofrío recorrerá tu espalda al pensar que también te puede pasar a ti.
Accattone.